12 de diciembre de 2012

Gris

Desde las alcantarillas de mi alma
puedo verte y vos también me ves
desde tu pequeño cuerpo de gato gris.
Con lentitud y gracia te acercás,
fingiendo desconocer las heridas
que resaltan tu torpeza al andar.
¿Para qué cruzarás las horas
si del otro lado no hay más que
remolinos de vacíos?
Noté desde lejos vibrar nerviosa
la espuma que abriga tu testarudez.
¿A dónde irás con este temporal?
Tu sonrisa rodará por el asfalto
y tu carne hecha de delicadas mareas
no resistirá la caricia del rayo.
Ni siquiera escondiendote en tus aguados ojos
estarás protegido de la iracunda garúa del tiempo
que inutiliza todo lo que sus endebles agujas toquen.
Gatito gris, mejor sé una inquieta grulla de papel
temblando subrepticiamente en mis frías manos.

Maximiliano Olivera

11 de diciembre de 2012

Coral

Sos lo primero que encuentro cuando caigo dentro de mis ojos,
una curiosa sombra que nada en el silencio de la Luna
dibujando con olas las formas que podríamos ser al soñar.

Sos la primera ventana que abro cuando comienza a llover.
Tus brazos de lluvia me acercan a tu voz, que dice:
"¿habrá algo dentro tuyo que no sea parte del mar?".

Sos las voces que andan sueltas en la garganta del Sol,
tan cálidas y reales que quisiera que fueran lugares
para descansar por siempre los ecos que por vos soy.

Maximiliano Olivera

10 de diciembre de 2012

Gohonzon

Ahora girás con mi eco

Guardaré en mi cajón de sapiencias
la voz deleitosa del cordero que,
en vigilia o en trance
(o en el humo diurno que ansia ser luz),
mis ojos hace cristalizar
deslumbramientos voraces.

Amo tus palabras cuando empañan
mi delicado plano existencial.
Amo tu mente de ciénaga cuando se contrae,
transformándose en un tizne
tan ligero como aguja de tejer escarchas.

Los hacinamientos de piel trepan
a través de un túnel en la retina.
Vienen a llevarse a los días grises.
Quizá eso nos salve del balbuceo,
el abismo.


Espero vivir más tiempo que los problemas que acechan a mi cabeza

Tenés tres agujas.
Preciso urgentemente una lobotomia.
Me agobia el eterno retroceso de siempre.
Un hermoso viaje en aeroplano visto desde abajo,
con ojos mundanos, estériles de gravedad.
Permanezco a tu lado,
nadando en charcos minúsculos que rebotan todo el tiempo en mi.


Yo he sido una vena

En el arroyo los peces ya no comparten mis lastimosas siestas de gato saltarín, ni mis sollozos de espuma, ni las cuevas hechas de agujas que solía llevar en mis bolsas de plástico.


El guetto de los ermitaños

Escuchar discos de alta densidad me hace apto a casi todo.
Hay veces que no puedo responder,
me abruma expandirme a un terreno enfermizo.
Pero procuro no ser martirio de nadie.

Estoy que lloro.
Ella dice que no puede de alguna forma
transmitir algo con lo que escribe.
Nadie haría eso sin un disfraz a cara tapada,
a menos que ya estés en el quinto cielo del éxtasis.
Y mi cuerpo no puede mover sus pies de la tierra,
pero si catapultar mi cabeza al sistema hipersolar.


Convertirte en cachalote

¿Alguna vez pensaste en un mundo donde todo fuese plano?
Si mirás para el costado, solo ves una linea.
Es como si los días anteriores no hubieran existido.


Campo de iridio

Porteños no merecer lluvia y bondades de pachamama ¡lluvia ser de provincianos!


Ojos gigantes con trajes

Omar Rodriguez-López y sus pelotudeces megaritualistiscas, me genera repulsión automáticamente.
Lo más bajo que podés caer como ser humano para elevarte hacia la sonoridad máxima y destruir todas las barreras de la creatividad, la lógica y la pelotudez.


Los acordes que encontré adentro de una empanada

El ser mochilero siempre da situaciones random.
Ahora que se termina el mundo nos vamos todos a Kobaïa.
Tengo mucha sed por esto, siempre me da sed cuando leo.
Me da una necesidad de hablar,
como esos juguetes que empiezan a hacer sonidos,
lucecitas y giran sobre un lugarcito apenas les ponés pilas y le das "On".

La necesidad de escribirle me da más sed.

Espero que suceda algo divertido cuando te cagás muriendo,
ser un meteoro lleno de diamantes en alguna dimensión o al menos, un loro.

Maximiliano Olivera

6 de diciembre de 2012

Para mí espíritu es rock y los demás todos putos


Seguí tocando la guitarra, te va a salvar del psicólogo

Siento que dejé escapar algo de mis manos,
un pibe de Fuerte Apache que hace shoegaze,
un guachín fumando paco a la deriva del comando sonoro francés.
¿Es algo realmente importante?
No tenemos más que solo una milanesita.
Una carpeta llena de calor bárbaro.


Chabón, no podés vivir así 

¿Que nombre utilizarías para llamar a ese perrito que ignoraste todo este tiempo?
Las patitas le tiemblan y le pesa el hocico, miralo.
¿Vos alguna vez te quedaste mirandolo con la misma cara?
y el te dijo "¿qué mirás boludo?".
Porque le gustaban más las partes suaves
y la manera en como se hace una "Y" al revés,
contrastando con la pelotudez.

Estás suponiendo mucho de un flash mugroso,
por escaso poder de crítica.
Vos necesitas bajarte una siesta hoy.


Todavía no somos vanguardistas (hay que rodearse de gente rara primero)

Frankenstein quería conseguir el amor como nosotros,
pero el tenía un creador, tramposo 'e mierda.
Al final, el desenlace es que se debe haber cagado muriendo por no tener más con vida a la madre.
Tanta maniobra de los boludos para sacarle al pobre depredador su comida.

Matás a una familia, menos al bebé,
no le pegás un tiro y lo haces sufrir este infierno llamado vida.
La próxima inspirate en ese velero.

Maximiliano Olivera

30 de noviembre de 2012

Aprecia, al Sol omnipotente

El Sol nunca se detiene a observar a los árboles,
ni al río, ni a las montañas de caos y hormigón.
Ni siquiera esta interesado en escucharnos.
Deposita en su espera la lentitud de eones,
las diferentes formas austeras para incinerar
el indescifrable tiempo que dormita en su piel.

El Sol ignora nuestras leves existencias.
Toda esta luz alrededor no es suya,
somos nosotros mismos diseminandonos,
descomponiendonos en estelas de desiertos,
colmandonos de lleno en esa arena que respira,
acercandonos lentamente el uno al otro.

Hay un Sol que nunca descansa.
¿No te das cuenta quién sos en tus sueños?
Somos cada "no" que disparamos entre risas,
cada muerte con la que envolvemos silencios,
cada decisión que manipulamos,
somos la sangre y somos el vórtice
de todas nuestras estrellas invisibles.

Maximiliano Olivera

26 de noviembre de 2012

Desperdigado entre penales, Orión y el Cabezón

¿quiénes se van con tu vida?
¿y si ustedes pierden los próximos 3 partidos?
porque yo no seguiría
mal horneado como vos
no tengo ganas de hacer el ridículo
el año que viene se sabe
¿querés venir?
eso seria algo dulce
decime que es tuyo y te como la boca
le dije que la amaba
y se me hacia que iba a ser eterno
no se de que tengo miedo igual
pero sabe como ponerte incomodo
se pone a llorar al ver que va a tener que reordenar todo eso
estabas por perder el poco respeto que te tengo
conociéndote, que raro que no dijiste "cuando quieras"
lo tirás y vuelve
creía que era martes
¿te lo trajeron recién?
¿y ahora que usás?
se vuela la cabeza con una Remington
un mes sin actividad cerebral
¿todavía no tenes sueño?
¿quién te lo compro?
¿está nublado?
¿ya estás en casa?

Maximiliano Olivera

23 de noviembre de 2012

#2

Y por enésima vez nadie te entiende. Vos nunca pensás, y todo lo que decís son puras banalidades sintéticas. Date cuenta que no podés controlar los hilos que sos. Se conectan y desconectan constantemente, enredados en la necesidad de oprimirte el pecho y hacerte saborear agudos estertores. Ey! no te asustes. Ninguno de ellos es más veloz que esta brisa que camufla las voces de tu cabeza.
Flotaré dentro tuyo una vez más. Trataré de impedir que acumules melodías melancólicas en las aguas subterráneas donde bebés, dormís y nacés cada día. Para eso, dibujaré en tus cisnes un árbol, o dos. Y a todas tus angustias, les daré voz. "Recordar es aprender". Las emociones corroen todo lo que ves, y siempre de la manera mas cobarde posible. Entonces los recuerdos ya no intentarían liquidarte, si primero aprendés a unificar tus hilos.

Maximiliano Olivera

19 de agosto de 2012

Ey

¿es tu gélido  egoísmo lo único que podes ofrecer?
si las paredes se tiñen con los eternos albores
si la intemperie deja de ser canción para tus oídos
si el pálido universo cae sediento a tus pies
¿es tu gélido egoísmo lo único que podes ofrecer?

quedaras tristemente aterido en la primera luna de tu muerte

Maximiliano Olivera

16 de agosto de 2012

#1

cruzar los dedos, pensar en agua,
ser agua bajo los pies del rocio,
reinventar sonidos para después
transformarlos en ruinas de ecos,
aprender el nombre de cada hilo
resulta fácil cuando ninguno responde,
mirar tus propias manos, tu voz, tus uñas,
saber que ninguna de ellas responde por vos,
descubrir lo útil de una mentira.
nubarrones llenos de nosotros dos,
traen un grito de miserias y truenos.
cuando lo insano de un amor florece
comienzan a mordernos las oraciones
y las venas caen en la turbia sangre
de ese leve río que solía recorrernos.
cuidamos los pasos, temblamos un poco
bajo la hilarante sonrisa de la infección,
fingimos no saber por que no hay gravedad.
mi mirada de muerte es todo lo que te doy.
mensajes en las nubes del cielo que hay en vos,
se llenan de palabras que nunca quisimos decir.
las despedidas me recuerdan lo que aun no soy
porque cada paso que dimos,
cada secreto escondido,
cada mirada que fue omitida,
cada sueño envenenado o perdido,
cada sonrisa destruida,
son pequeños silencios
que no quieren ser parte de nosotros.

Maximiliano Olivera

4 de abril de 2012

Cables

la habitación es un desastre
cables por todas partes
cables que se enredan a los olores
cables conectados a mis dientes
cables mordiendo al perro
cables por todas partes
flotando como si fueran hechos con
las alas de cientos de cuervos negros
cables vivos, que se contraen, crecen
y salivan por toda la habitación
me miran y se miran entre ellos
algo los perturba siempre
y no me dejan dormir
y me pesa el deseo de soñarla
de ver la sangre silbando
sobre sus pálidas mejillas
en esa noche cuando me dijo:
"hay algo en vos que me aburre
tu cara esta tan mal ordenada
que no logro encontrar tus ojos
así jamas me encontrare en ellos
y las cosas no funcionan así
ademas bajo este árbol hace frío
y mis muelas hacen ruido
y nunca me gustaste en otoño
como tampoco me gusta tu sonrisa
mientras te escupo mis carencias
y el hecho de que vinieras a verme
solo para que te diga lo asperas
que son tus manos luego de cavar
con ellas la tumba para nuestros
arboles no nacidos
te hace ver mas idiota"
aun así la ame y lo sigo haciendo
plácidamente
porque se que volverá
es tan solo tiempo lo que nos separa
me limito a dormir y a contar los días
las horas, los cables, las heridas
como todas las noches
abrazando el cadáver de su mascota
digo buenas noches
para ella
para mi

Maximiliano Olivera

11 de marzo de 2012

Escuchala, ella está ahí cada vez que vos ardés.

Se dispuso a seguir caminando, no quería abandonar su propósito, así que levantó su tosca mueca del suelo, sacudió su cabeza llena de miserias y continuo. Atrás quedaban las sombras de todos sus errores, la dicha, la muerte, la vergüenza, la sonrisa de los amigos, los días que vivio y los que nunca contemplara, la tristeza secular que tanto pavor le causaba, esa maldita rutina que la hizo tropezar y romper su costado humano. Nada de eso iba a detenerla. Ni siquiera le importo detenerse a comprobar si aquellos cristales rotos eran en realidad parte de su alma, pues llevaba prisa. Solo palpó su sonrisa buscando alguna imperfección, aun estaba completa.
Sus labios de sarga eran todo lo que conservaba de aquella vida pasada, de amores efimeros, de copas y noches largas.
Cargaba de un lado un pesado bolso oscuro, del otro una mente vacía que como un niño enfermo no paraba de sollozar.
A unos pasos de ella la avenida temblaba a la sombra de sauces abrigados por picaros cables eléctricos. Se acerco lentamente, cruzando desde una esquina, y detuvo su andar a la mitad de la calle. El trafico era un completo caos, los transeúntes igual de caóticos amenazaban con sus apuradas vidas. Era la hora pico, su corazón estaba en hora pico.
Cruzó por su mente los sitios donde solía leer, escribir, soñar. Pensó tambien en el viaje a París que le prometio a su mamá. Pensó en lo malo de la lluvia, el mundo, la sociedad. Las comidas que jamas probó, los corazones que no supo saborear.
Hoy en su bolso no traia libros, ni pensamientos que analizar, tan solo un reloj que pronto se iba a detener. Y se detuvo.
La ciudad de repente se volvió mas armoniosa que de costumbre. La explosión libero paz, detuvo el infernal ruido de bocinas y motores enfurecidos, de bocas enfermizas sin tiempo. Nadie en un radio de tres manzanas parpadeo. El sol se lleno de migas de pan y miles de palomas hambrientas lo cubrieron hasta reducirlo a una insignificante luz que en segundos desvaneció.

Maximiliano Olivera

28 de febrero de 2012

Claddagh

Hola, ceniza danzante
que no dejas ver el sol.
Solías ser mi amigo,
lo recuerdo.
Aun distingo bien tus manos
en la vasta espesura
del cielo.
Tus ojos grises
son libres ahora.

A una velocidad que me asombra
te alejas con una sonrisa.
Aunque la distancia no impide
que me abrace a tu esencia.
Y guardo un poco de ella
en mis viejos guantes.
Tus ojos grises,
me miran tristes.

¿ Preferís ser música, tambien?
Podes ser lo que quieras,
y si lo deseas, seras lluvia.
Pero no estés triste.
El tiempo es valioso,
y el mar no espera a nadie
¿ podrías mirarme una vez mas a los ojos?
tan inocente e ingenuo
como cuando te conocí,
así te vas.

Maximiliano Olivera

Otoño

No dejes que esta fría tristeza nos utilice para su violento festín. Si aun conservas interés en detener el amargor de las horas, escapa lejos de tu egoísmo. Escapa esta noche, bajo la fresca llovizna otoñal. Ignora los campos de trigo ardiendo alrededor tuyo. Ignora como las finas gotas punzantes perforan tu sombra. Ignora al barro mecerse sobre las voces que susurran desesperadamente tu nombre. Solo deja que la luna te bese y disemine en vos el pasado, lo perdido, lo muerto, lo anhelado. Para así lavar tu cuerpo del otro lado del espejo. Y al volver de allí verás los recuerdos correr sedientos por fuera de la ventana, ya no rondaras libremente con todos ellos porque ahora seras el tiempo que se retuerce tenaz bajo esta piel.

Maximiliano Olivera

26 de febrero de 2012

Hibakusha

El mismo bondi que me engulle todas las semanas me arrastra hasta mi hogar. 
Al descender de él, solo es viento y hojas secas lo que hay. Ni la gente, ni los semáforos, ni la tonta forma de la luna de hoy me aterran esta vez, porque nada de eso camina en estos momentos por las calles. Como si de repente todos creyeran que un execrable y rabioso monstruo, disfrazado de otoño, se hubiera adueñado de la ciudad e hiciera del aire su guarida, lugar donde cena a sus presas, babeando neblinas cuajadas, planeando estrategias para poder permanecer; celosamente se aferran a la idea de que algo terrible les espera afuera, y que podría con sus álgidas garras arrastrarlos hasta la tristeza infinita. 
No los culpo, la idiotez, como una hiena hambrienta, jamas soltara a su presa.
Le temen, sin siquiera comprender al etéreo animalito, su ingenua rutina de acariciar la noche, protegerla de los verdaderos monstruos. 
Meticulosamente pienso en él y continuo caminando. Una oscura y aburrida casa me espera, luego de tanto vagar. 
Ya abrigado por cuatro paredes lanzo mi pesado abrigo sobre el perro. Los cuadros, sobre las paredes rajadas, oscilan por una ventana abierta que se ha puesto a cantar desafinadamente. La pereza se corta las uñas sobre mi cabeza. La gata duerme enredada a la sombra de una tibia taza de café. Madre llora afligida en la cocina, con la boca estremecida me saluda con un beso; las grietas de su cuello lo dicen todo por ella. Delgadas praderas de silencio nos cubren la lengua.
Pusilánimemente huyo hacia mi cuarto.
La cama yace desordenada, sobre ella mi guitarra, la tomo y limpio sus lagrimas, eyecto mágicos acordes para mamá. Su corazón es un viejo blues que arroje hace tiempo hacia el mar.
Madre grita, la cena se enfría, mis lerdas manos también.
Sopa de espinelas y habladurías. Mis padres discuten. No me interesan sus miradas llenas de odio. El tiempo lo enreda todo, pero esas cosas luego se cubren de ensueño. El antiguo televisor crepita agonizante, a mi me es totalmente indiferente. Observo mi gracioso reflejo en la ventana casi empañada. Soy solo un pequeño hombre con una extraña y acogedora suerte.
Vuelvo a mi habitación, la comida aun crepita en mi estomago. No hay tiempo para digerir las culpas. Lanzo mi cuerpo lacerado al abismo de las sabanas.
Nos reunimos solo en sueños, chica lunar. Hoy como nunca pensé en vos, mi vida se vuelve un lugar triste mientras espero tu llamada. Aun conservo tu vieja carta, tu letra graciosa destella la ternura que ya no podre drenar en mis manos, fisuras inmensas las recorren, cuencas infinitas dormitan en ellas. Siempre trate de ser fuerte por vos, a pesar de mis carencias. Todos los días al despertar, me inflo de torpeza y serenidad, ato mi corazón con alambres de púas, y salgo a andar.
Los gatos extrañamente cantan por la noche. En la oscuridad, al igual que ellos, me matengo alerta, la parca es torpe y ciega, y se que en cualquier momento la sorprenderé preguntando por mi. 
El sillón de sarna y humedades reposa impaciente en el fantasmal living de mi mente, planeaba acercarme, descansar de todo el ruido en el.

Maximiliano Olivera