2 de agosto de 2016

División terrestre

Loco, no te apurés, que la eternidad fácilmente se diluye con el sudor. Tu espíritu ya no camina a tu lado, ¿no es así? Bueno, ¡que eso no importa! Guardá un pajarito negro en una caja de fósforos y llevá siempre un alfajor en el bolsillo. Apagá la televisión, dejá de ver ya a esos militares tontos que recorren las calles en busca del río robado. ¡Buscate!

Ya no importa que te duermas en otros ojos. Tomá un hilo del silencio e intentá transformarlo en puente. Que te sirva para nunca soltarte del aire y la tierra que amás.

Ya no importa que te tragues el tiempo con una sonrisa, pensando en todas las canciones que se desangran esperándote en cualquier garganta idiota. Construí con palabras. Buscá aquella rima que es tuya. Lo demás es piedra dormida al sol.

Escribí porque la vida arde y no basta con sentirla en nuestra piel morir.
Escribí con repugnancia al olor chamuscado de las cosas.
Escribí porque uno debe rehusarse a ser sólo una llamita extinguiéndose.

Escribí porque el universo no debe desaparecer
y porque sólo nuestras palabras pueden perpetuarlo.

Escribí porque la memoria no deja ceniza alguna
y porque la palabra es agua.


Maximiliano Olivera