12 de marzo de 2013

Sarcófagos en combustión (Cadáveres 6#-10#)

Lo importante no es que comprendas, sino que vueles. (Numerado del 1 al 5 para más comodidad)

1- Todos tenemos hogar (Cadáver 6#)
1) Yo no quería volver a casa.

2- Ser la ceniza que alguna vez fue el negro Sol (Cadáver 7#)
2) Siempre es domingo en esta ciudad.

1) No quiero estar nunca más atado a mi pasado, yo quiero ser el ahora y el después, pero no el antes.

2) Algún día llegará, lo sé, ese día no tendrá nombre y arrebatará al domingo su tristeza asquerosa y a los sábados su libertad.

1) Los recuerdos son cajas polvorientas llenas de viejas arañas perfumadas de humedad.

1) Ya nada queda en las memorias, estoy acá para decirte que como no hay nada detrás de mí, puede haber lo que quieras, incluso nada.

1) Con un bisturí abrí el silencio, ¿sabés de que están hechas sus entrañas? me preguntaba lo mismo, entonces lo abrí para curiosear, y en él vi mi vida entera. Mi vida eran sus órganos. ¿Entendés? Mi vida. Todo lo que había sido estaba moviéndose ahí dentro.

3- Yo manejo a la desgracia blindada (Cadáver 8#)
3) Baje las escaleras, aún había sabor a sangre en mi boca.

2) Mientras tanto seguiré buscando en las calles un rostro que se parezca al de Pierrot, el payaso.
3) Y aún en mi sangre mi indecencia se seguía coagulando, que escalera interminable...

4- La puerta de Tannhäuser (Cadáver 9#)
4) Te di el número de teléfono de mis angustias, perdoná si siempre está ocupada la línea. También te di la dirección de mi antigua casa (ahí es donde guardo mis pies y mi fe), por si alguna vez querés salir a pasear.

5- Presas de la onda de vapor (Cadáver 10#)

5) Cuánta nada llevamos en la lengua hoy. Cuánto abrigo mezquino vemos en otros cuerpos, tanto arropamiento que se burla de nuestra piel.

1) Se vuelve masa viscosa, soy el que va a dejar ese rastro interminable, va a quedar por un millar de caminos, al silencio ancestral lo haremos cemento.

1) Fantasma, que en el azur escondés tu existencia, guardaremos tu maldita lengua tubular en el mismo lugar donde la Estrella del Sur esconde su mierda.

4) ¿Nos cruzaremos algún día fuera de los nervios, la fiebre y la irritación? Retrospectiva, seremos lo que siempre fuimos al salir por ahí y mirar a la gente aplastada, con todas experiencias que nos quedan por contar (gran medicina contra la rutina, y vos, y yo, y las salidas de antes y después).

2) Los días, leyendas que cuentan estas vidas instantáneas, por fin se posan sobre mí, esperando por tantas cosas y me gritan:

5) Idiota, el ciudadano promedio sigue tartamudeando entre todas sus acciones, como si tratase de buscar una palabra para lo que siente o lo que quiere vivir, no sabrá ni sabremos como sentir cosas benévolas.

4) Tengo tantas ganas de verte, pero también tengo ganas de sentir por un rato tu ausencia, para saber que tanto puedo temblar estando separado de tu cuerpo.
Aunque en momentos escurridizos y mágicos como este, me gustaría ser solo ruido, como el que produce el agua de una fuente casi imperceptible por la calina. O sea, quiero sentir nuestras existencias pero también quiero dudar de mí, de vos, del mundo. ¿Somos solo un par de manos llenas de piedras y pastos agitándose?

1) Vaguedad, el futuro ya me ha puesto a correr. Sin sentido, me repito a cada rato lo que voy a hacer con todo lo demás. Irremediable, los dos lados me van a liquidar. ¿Quién sabe si esos hermanos sin ningún cuerpo son iguales y están apoyados?

2) Sé el candil y sé la mano.

3) Cuando menos lo esperás te encontrás con un gato albino que te susurra tu nombre en su lenguaje gatuno y te recuerda lo triste que son los rieles cuando nadie los cruza.

5) Yo veo sus almitas hambrientas como arañas diminutas que atrapan a su presa, pero no para comerla, sino para inocularle su habilidad de construir telaraña, pero a una escala frenéticamente mayor. Nosotros, como moscas locas y apuradas, dispersamos la red sin saber que a medida que volamos vamos transformando en catacumbas los lugares en los que hemos estado.

1) En mis sueños los que se disipan con el alba somos nosotros, el pueblo. La tiniebla apenas puede sostener esos dientes negros, solo la mano firme del Papa podría sostener tan pestilente dentadura.

4) Te quería preguntar: ¿vos ya te cansaste como yo? Hay que repensar, repensar y repensar. Oh, y pensar que solo necesitamos un paso, una brecha, una periferia para encontrarnos entre los misterios y que eso mismo nos valga todo lo que somos.

3) Descender hasta los pisos oscuros, cada vez con un olor más podrido, pero no repulsivo, todo lo contrario. Y cada tantos más gatos, viles alimañas que recuerdan cada falla entre mi nombre repetido sin paz y relacionado hasta en la madera; pronto parece que me hará caer en el vacío. Bien abajo, en las celdas de arena más sucia que pueden tener los gatos para los que se sienten miserables.

4) El desentendimiento que transitamos servirá para aprender a fabricar mejores hilos que puedan sostener el yo.

2) Los días se vuelven más fantoches, Sábado, el galvanista, dicta cuando soltar las cuerdas para imitar a lo festivo, pero siempre con una mano arriba, para que con toda su fuerza haga de nosotros sus ovejas tristes.

1) "Firmeza". "Firme". Sacándole jugo a lo que somos en los sueños (¿Firmes? ¡Firmes!) Ya estoy tan lejos que ya no hay una casa para mí. Ya hay sueños, mira a mis sueños, arquitecturas oníricas, siendo el nuevo simulacro de vivir.

2) Sumergiré el ojo de mi esencia en las aguas amargas de la rutina. Aprenderé los caminos para luego saber por dónde debo huir.

5) Pronto seremos seres que irán y vendrán, otros por ahí, otros por allá, como dodos idiotas, dodos destructivos, tal vez tengamos suerte y lleguemos a una extinción. Una peor que morir: andar sin alma entre tantas aves sin cabeza.

5) Usaremos trajes de smog y blandiremos bellos párpados cansados, para enfrentar los dientes apurados del Sol. Y las agonizantes manchas de café en el alma, se borrarán cuando tu sonrisa golpeé fuerte en mi cabeza. Cristales de la infancia, cristales que tenés que reducir a polvo.

2) Sábado es Domingo, Miércoles es Domingo, Viernes es Domingo, pero el día nuevo no sale y no creo que ande vivo cuando venga por aquí. El día sin nombre no viene y la esperanza de los días seguirá atormentando.

3) Yo camino porque soy un cobarde, y no me sirve cubrir mi humanidad bajo una sábana absurda y fingir que duermo, fingir que soy uno de ellos. No me bastan ocho horas de muerte. Lo que veo dentro de los sueños es apenas el polvo que recubre la superficie de mis recuerdos. Es la misma película que se reproduce una y otra vez, una película de noventa mil horas, una película que una vez estando muerto entenderé.

4) Reafirmarse en una pasada para salir de este abismo, que ya no sirve la lluvia para regar nuestras vidas si no giramos a mirar las perspectivas, miralas a todas, miralas como siempre habíamos mirado en otro tiempo, en ellas te voy a mirar todas las veces a vos, y vos me vas a mirar todas las veces a mí, todas las veces nos miraremos de diferentes formas. Hasta desconocer incluso si nuestros ojos han mirado, y es que por fin volveremos a ser ciegos en la angustia.

Mauro Varela y Maximiliano Olivera
11/03/2013

6 de marzo de 2013

En la oscuridad de un cajón bajo llave

la mañana sostiene imágenes absurdas
robadas del interior de mis sueños
en los que siempre persigo palabras para regalarte
aunque luego de atraparlas no alcanzo a comprender
que es lo que realmente quiero decir
¿por que no puedo robarle al aire
un sueño en el que todo sea leve?
no tengo calma y me aterra no saber
donde fueron las formas del día
tu recuerdo de un soplido las hizo evaporar
ahora el mundo entero sos vos
y yo soy solo un vago pensamiento

Maximiliano Olivera

Cortito

En el sueño yo era un poeta muerto
y vos el torso desnudo que nunca se detuvo.
Y me preguntaba: ¿es así como quiero
que la muerte consuma mi putrefacta armonía?

Después hubo instantes de intensos viajes
hasta los orgasmos mas mortíferos.
Y aún conservaba dentro de mi ensamble
las ventosas rimas de la libido.

Maximiliano Olivera

4 de marzo de 2013

Crema

Estallan madres en el aire.
Madres de la mentira y del odio.
Madres que ahora son espuma y vísceras rotas.
Ya no ululan sus ovarios de barro en huelga.
Ahora sus vientres se expanden casi en silencio.
Trocitos de ropa cayendo y ardiendo,
y muriendo finalmente en el asfalto,
como hojas que saltan del árbol
con la esperanza de darle un beso a la Luna.

Estallan madres en el aire.
Dice un payaso por un altavoz.
Y las carcajadas del público lo queman,
como si éstas fueran orugas endemoniadas
pululando en su lechosa piel.
La gente disfruta del espectáculo,
Ni siquiera notan que la febril sombra del día los cubre
y les absorbe los jugos dulces de sus ojos.
Nada parece importar ya.
Todos vibran felices envueltos en ascuas.

Estallaron madres en el aire.
Fueron por un momento espectros celestes
que se flexionaron y se descompusieron en colores turbios.

Estallaron madres en el aire.
En el cielo sus piedras imitaron a pájaros muertos.
Lo que queda ahora acá, en tierra, es llanto,
llanto y una ceguera que estruja mi sed.

Maximiliano Olivera

Piedra

Piedra de la inercia.
Subiendo y bajando,
bajando
y haciendo lo correcto.

Mimetizándose
bajo la lluvia.
¡Sos la macabra esencia
de la mentira!

Tus ojos marinos se estiran
como la lengua del camaleón.

Pensar en tierra seca bajo la lengua.
Pensar en acordes agrios,
en campanazos efímeros que dan pavor.

La humanidad enrollada dulcemente
a la rama tostada de un manzano seco.

Subámonos.
Bebámonos.
Reinventémonos.

Ahora es el momento para llenar el vaso,
lo siguiente es no dejar de caer,
no dejar de caer.

Maximiliano Olivera

#3

Malditamente solo en mi alma.
Mordiendo la misteriosa mecánica del vuelo de las horas.
Quisiera también morder las largas uñas de este dolor,
pero mis dientes dormitan entre las vísceras del estío.

Agradeciendo a los dioses que aún el sudor no viene en latas de conserva.

Me pregunto de que lado de estos ojos quiero estar.
No se si prefiero ser la carne que siente o la aguada sombra en la pared.

Las agujas cantan una canción que dice: "Quisiera cambiar, yo quiero cambiar. Mi miedo es cambiar de verdad."
No entiendo por qué me agobia entregarme a estas tontas palabras que tratan de hacer del silencio un pedestal.
Yo aún me sostengo de mis huesos escurridizos, a los que estoy momentaneamente atado.
Atrapo las voces más hijas de puta de mi mente, y las abrazo.
Son suaves, son suaves cuando quieren herir.

Tratando de comprender por qué estallan las tazas y por qué se agría el té cuando entra en mi torrente sanguíneo.

Las cosas que digo son apenas huellas imprecisas de lo que realmente quiero decir,
pero en estas mismas vaguedades encuentro palabras que convierten a la lejanía en algo menos tortuoso.

No puedo pretender que las tibiezas grises de este mundo se abalancen hacia mi sin un traspié de por medio, pero ¿es necesaria una implosión cada vez que nazco?

Maximiliano Olivera