22 de agosto de 2014

#6

Necesito unos dientes que me alejen del ruido de ciudad y mastiquen todo deseo de escapar de aquel dolor que da brillo a esta sangre. Ahora es cuando el puño se abre para dar a conocer su cara ensangrentada y morada. ¿Para qué o quién? En esta habitación donde solo cabe mi cama y una ventana que da directo al cielo y a la lluvia. Mis pies, desde el otro lado del cristal, donde encuentran descanso, hundidos en la enhollinada barba de un sauce. Los fuegos del mundo no crecen más que esta selva de monos que iluminan las copas de los arboles. La muerte y los hombres caminan unidos a un yugo el cual es custodiado por el frío polvo del invierno. Mi alma está atrapada bajo un hechizo que solo el hambre entiende. Mi cuerpo vaga por la casa sin mirarme a los ojos, sin pronunciar otras palabras más que "picardía", "idiota", "comida". Y es ahí cuando uno piensa en como mover las piernas en dirección contraria al deseo de desaparecer. La sed fluye por las venas, separando la sangre de las letras y el agua de la arena que reposa bajo las uñas. A veces me siento hecho de papel, sin llevar ningún manuscrito, sin ningún dibujo o garabato. Un papel invisible, al parecer, a todo recuerdo, y todo animal. Marcho como una hoja que no le pertenece a ningún libro ni cuaderno. Marcho como una hoja que sin sueños va por ahí, intentando dormir.

Maximiliano Olivera

Fiat Lux: B) Maifestspiele

La humareda puede penetrar y descontrolar toda maquina que aún no encuentra su yo entre mucachitos agrios que mezquinan todo rayo de sol. Me levanto de la cama, sacudo mi barba, por las dudas que te aparezcas vos. El mundo es una tormenta constante que diluye o destiñe rostros, pasan del blanco al gris, del gris al negro, del negro a la más nítida gota de agua. Nadie está a salvo ni a nadie le preocupa no saber si esa cara es autentica o una falsa ilusión. ¡Que jodido es todo hoy!
Lava toda tu maldad, sacate la careta y la piel, que los huesos respondan por vos. Y mirame, sentime, mi sombra en la pared te dice que estoy acá, con vos. Pasá, ponete comoda, yo sé del frío que se mete en la sangre y te apaga el pulso, sé como arañan las hojas que el viento arroja por cualquier parte, sé que hasta una vez te empapaste toda por impedir que la luna se alejara de los dos.
Mirá la calle, mira que imperceptible es hoy. Se mezcla todo en un mejunje de postes de luz, autos y pájaros. Del blanco al gris...
 Dejá el vino sobre la mesa, deja tus uñas mordidas sobre el cajón. Serena sueña la gata envuelta de soles que ella imagina en tu ropa y la mía, sobre un mueble que el polvo aún no tocó. Los diarios y el tiempo sobre el piso, ¿acaso importa eludir lo exraño del corazón? Quedate conmigo, voy a cantarle a tu olvido una hermosa canción.

Maximiliano Olivera

11 de agosto de 2014

Un buen día para esconderse

Embelleciendo todo lo mundanamente
olvidado
en la sal que se deposita
en la arena,
con cuentos acerca
de elefantes que aún caminan
por este vetusto mundo,
haciendo círculos inmensos en la tierra
y en los ríos,
yendo sin descanso
hacia donde se reunen
los soles y las jirafas
para morir en el silencio
de las sombras.

En cierta forma,
todos buscamos
lo mismo.

Hoy
solo una estrella es visible
en todo el cielo.

La noche se viste de pájaros y hojas secas,
para recostarse en su cómoda Luna
hasta que el día llegue
y ocupe su lugar.

Voy a esperar con vos.

Maximiliano Olivera