14 de octubre de 2013

Esturnela

Quebré todos los tallos de tus promesas, apurado por olvidar quien sos. Pero, ¿quien fuiste? ¿Alguna vez tu voz fue mi cántaro-viento-rincón? Las luces de la tormenta aun respiran, reposan en mis manos. Las ratas se comen los últimos colores de mis células. Necesito una habitación más, para guardar el agua de todos mis fracasos. Sería el lugar ideal para mis barcos de falso papel. Tal vez pueda incluso navegar... y pensar en nuestras caras cubiertas de humedad, las puertas de la piel estarían completamente abiertas y orgullosas de recibir a la tan bella bruma.

Maximiliano Olivera

Darlo todo (arriba)

Esconder mis sueños
en el baúl calcinado
que aun transpira,
que aun evapora toda sangre.
Esconder mis ojos
en el baúl de tizne y cristal,
cuando todo quema y arde,
cuando la mente nos dice:
"ningún minuto te quiere abandonar".
Esconderme con vos, vacío,
que estás en todas partes
y tus uñas que siempre le dicen
a mi espalda: "estás bien muerto, muerto".
Esconderme del viento
que muerde mis piernas,
porque desde hace meses
es un perro ciego
que espera mi mirada
para hacerme estallar
junto a todos los colores del mundo.
Esconderme,
para que las voces del día
no me defequen en las manos,
para que el azul vuelva a ser azul
y tus labios me salven
ahora, ahora, ahora.
Porque no puedo más que esconderme
y esconderme,
esperando a que la Luna
se aleje de mí,
porque todo lo que toca
se arruga hasta desaparecer.
Y no quiero desaparecer hoy,
tan solo quiero
que esa mano deje de mirar
mi cuerpo desnudo,
que tiembla asustado y no logra pensar
porque es rasguñado por mis propios deseos desvanecidos
que respiran el aroma chamuscado de la piel.
Mi cuerpo desnudo.
Mi cuerpo que ya no es verano.
Mi cuerpo.

Maximiliano Olivera