14 de octubre de 2013

Esturnela

Quebré todos los tallos de tus promesas, apurado por olvidar quien sos. Pero, ¿quien fuiste? ¿Alguna vez tu voz fue mi cántaro-viento-rincón? Las luces de la tormenta aun respiran, reposan en mis manos. Las ratas se comen los últimos colores de mis células. Necesito una habitación más, para guardar el agua de todos mis fracasos. Sería el lugar ideal para mis barcos de falso papel. Tal vez pueda incluso navegar... y pensar en nuestras caras cubiertas de humedad, las puertas de la piel estarían completamente abiertas y orgullosas de recibir a la tan bella bruma.

Maximiliano Olivera

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