10 de diciembre de 2012

Gohonzon

Ahora girás con mi eco

Guardaré en mi cajón de sapiencias
la voz deleitosa del cordero que,
en vigilia o en trance
(o en el humo diurno que ansia ser luz),
mis ojos hace cristalizar
deslumbramientos voraces.

Amo tus palabras cuando empañan
mi delicado plano existencial.
Amo tu mente de ciénaga cuando se contrae,
transformándose en un tizne
tan ligero como aguja de tejer escarchas.

Los hacinamientos de piel trepan
a través de un túnel en la retina.
Vienen a llevarse a los días grises.
Quizá eso nos salve del balbuceo,
el abismo.


Espero vivir más tiempo que los problemas que acechan a mi cabeza

Tenés tres agujas.
Preciso urgentemente una lobotomia.
Me agobia el eterno retroceso de siempre.
Un hermoso viaje en aeroplano visto desde abajo,
con ojos mundanos, estériles de gravedad.
Permanezco a tu lado,
nadando en charcos minúsculos que rebotan todo el tiempo en mi.


Yo he sido una vena

En el arroyo los peces ya no comparten mis lastimosas siestas de gato saltarín, ni mis sollozos de espuma, ni las cuevas hechas de agujas que solía llevar en mis bolsas de plástico.


El guetto de los ermitaños

Escuchar discos de alta densidad me hace apto a casi todo.
Hay veces que no puedo responder,
me abruma expandirme a un terreno enfermizo.
Pero procuro no ser martirio de nadie.

Estoy que lloro.
Ella dice que no puede de alguna forma
transmitir algo con lo que escribe.
Nadie haría eso sin un disfraz a cara tapada,
a menos que ya estés en el quinto cielo del éxtasis.
Y mi cuerpo no puede mover sus pies de la tierra,
pero si catapultar mi cabeza al sistema hipersolar.


Convertirte en cachalote

¿Alguna vez pensaste en un mundo donde todo fuese plano?
Si mirás para el costado, solo ves una linea.
Es como si los días anteriores no hubieran existido.


Campo de iridio

Porteños no merecer lluvia y bondades de pachamama ¡lluvia ser de provincianos!


Ojos gigantes con trajes

Omar Rodriguez-López y sus pelotudeces megaritualistiscas, me genera repulsión automáticamente.
Lo más bajo que podés caer como ser humano para elevarte hacia la sonoridad máxima y destruir todas las barreras de la creatividad, la lógica y la pelotudez.


Los acordes que encontré adentro de una empanada

El ser mochilero siempre da situaciones random.
Ahora que se termina el mundo nos vamos todos a Kobaïa.
Tengo mucha sed por esto, siempre me da sed cuando leo.
Me da una necesidad de hablar,
como esos juguetes que empiezan a hacer sonidos,
lucecitas y giran sobre un lugarcito apenas les ponés pilas y le das "On".

La necesidad de escribirle me da más sed.

Espero que suceda algo divertido cuando te cagás muriendo,
ser un meteoro lleno de diamantes en alguna dimensión o al menos, un loro.

Maximiliano Olivera

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