Me gusta el azul cuando da sombra,
cuando camino las miles de formas
que los fantasmas han puesto bajo mis pies.
La clepsidra me dice: "nada en la mente estorba;
conoces los caminos porque ellos te nombran".
Mis nuevas voces amigas se echan a correr.
El río de la montaña es una herida que repta
de condor en condor, de grieta en grieta.
Se divierte al observarnos divagar.
Las gotas se endurecen, vienen y van.
Si juntas son el vino y separadas son el mar,
todas las almas llevan su perfume a sal.
23/9/14
Maximiliano Olivera
No hay comentarios:
Publicar un comentario