La tinta flaca que es mi corazón se recuesta sobre el pasto más verde y lejano, para llorarle a un cielo de luces que hace tiempo han muerto. Solitaria. Taciturna. Es una mancha de luz en la nuca de una sombra. Una partecita de mí que huye dentro de cada llamarada que el silencio escupe como si fuera un Sol. Un Sol que lo es todo en mi mundo.
Maximiliano Olivera
Maximiliano Olivera
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