el sol de enero pega
el mediodía es el veneno del viajero
camino y me detengo en un pueblito sin nombre
un racimo de niñas sedientas
amontona a unos pibes
muy cerquita mío
otra gente viene desde lejos
tras las piedritas que yo pisé
en busca de la sombra que sabe barnizar
el mundo se detiene por una pelea de perros
las niñas se alejan
los pibes se quedan para reír
vemos como se arrancan pedacitos de carne del hocico
y como estallan los bramidos
y como pululan nuevas caras
ahora el más chico tira pataditas al aire
triste y desesperadamente
está refulgiendo
está molido
está vacío
una doña emerge del tumulto
y detiene el bullicio de un baldazo
de agua enjabonada
muy pocos de los gritos
apuntan hacia adentro
de aquella rojez inmóvil
mi gargantita de cobre cae al suelo
la abulia me toma de una pata en el mejor momento:
la tierra húmeda es lo más grandioso del mundo.
Maximiliano Olivera
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