30 de junio de 2017

Hoy

Mañana

Mi alma que duerme brota otros nombres. La nostalgia parece haber vuelto sin luz, otra vez. Su fango tropieza con los muebles de toda la casa, mientras ella baila como esquirla implacable entre mis dedos.


Tarde

¡Descendé! No naciste para morir atascado en las cuencas de una flor; tu sombra llega del sol, pibe tejido, debés brillar para ella. El cielo preexistió en vos.

¡Descendé! Todavía amar es producir el halo lunar acá, en tierra. 

¡Descendé! Que la tarde no pretende irse a ninguna parte sin vos.


Noche

El espejo me cede todo color guardado en él. Al parecer la noche se empotró en cualquier parte. Ahora la llevás en el pecho. ¿Viste?, nada la detiene. Se desarma en idiomas durmientes.


Maximiliano Olivera

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