6 de mayo de 2013

Bebés que ya no son más sombras frescas

Quiero a mis noches sin campanas sudorosas sollozando, para que resuenen en todos los pájaros la música que hace el viento cuando duerme. No quiero que digan que mi pecho estalló porque no supo de donde venía la bala. Esta noche es como una pequeña sonrisa que mis labios no pueden sostener. Ey, verano, ¿en donde guardaré estas grietas mezquinas que le dibujaste a mi tierra? Es en tus sonidos donde quiero descansar. Pero todo el tiempo nacen y mueren ráfagas de pensamientos, ráfagas que retroceden, que se dilatan tristemente, mientras el presente hace piruetas en los arboles de mi infancia. Me pregunto por qué solo llueven los ojos de todos esos sauces y no los del lago.

Maximiliano Olivera

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