1 de septiembre de 2016

Amanece

Amanece cuando cae de mi boca aquel duende que enciende el día.
Amanece cuando los perros se elevan al cielo con tan sólo el batir de sus colas polvorientas.
Amanece cuando el tren llega a la estación trayendo a los vendedores ambulantes que llevan en ellos todo el vaporcito de un pan casero.
Amanece si es que el cana no me escupe al pasar por su lado ni le desea un buen día a mi culo inquieto.
Amanece cuando el rocío termina de baldear los pisos y pulir los árboles y los anteojos de la gente.
Amanece justo cuando el vapor de un mate te hace bostezar hasta la sonrisa.


Maximiliano Olivera

No hay comentarios:

Publicar un comentario